¡¡¡Bueno, bueno, bueno!!! Los Macarons, esos irresistibles y pequeños dulces que nos han dado tanta guerra en nuestra cocina, esos pequeños bocados de placer que nos han hecho enfadarnos con nuestro horno como si no hubiera mañana. ¿Qué pasa con los Macarons? Fácil, a mi me recuerda la comparación a los perros. Sí, me diréis, ¿a los perros Miry? Pues si. Me viene a la cabeza ese perro-caballo de dos metros de largo y uno de alto que ves por la calle y observas como camina tranquilamente al lado de su dueño, y por el contrario, ves un chihuahua que apenas puedes verlo en el suelo ladrando como un loco a todo perro que pasa por su lado. En definitiva, cuánto más pequeño más escandaloso. Eso son los Macarons. Porque, ¿cómo puede ser que hagas una tarta de 20cm y no te de problema, y ahora unos mini-bocaditos te saquen de tus casillas? Se debe a lo siguiente, para finalizar mi breve reflexión: LOS MACARONS SON DIFÍCILES. Y punto final. ¡PERO! Eso era
Cuando se te despierta...¡Ya no hay vuelta atrás!